sábado, 4 de julio de 2009

Articulo: "Complejo de Edipo"

Complejo de Edipo

En el psicoanálisis freudiano, el complejo de Edipo se refiere al conflicto emocional que se da en la infancia de todo ser humano de sexo masculino o femenino cuando, por un lado, se siente una atracción sexual inconsciente por la madre (en el caso de los hombres) y por el padre (en el caso de las mujeres) por el otro (simultáneamente), se percibe también un sentimiento de odio (también inconsciente) hacia el padre (por parte de los hombres) ó hacia la madre (por parte de las mujeres). El periodo de manifestación del complejo abarca, aproximadamente, los seis primeros años de vida del niño, como parte de la llamada etapa fálica (pregenital) del desarrollo de la libido.

-Historia del concepto

El concepto fue desarrollado por Sigmund Freud, quien se inspiró para su denominación en el mito de Edipo de la Grecia clásica.
Carl Jung desarrolló de forma similar el complejo de Electra, entendido como la atracción sexual inconsciente que siente una niña hacia su padre. Freud nunca aceptó la idea de Jung, ya que consideraba la sexualidad femenina dentro de un modelo más complejo de la vida. De hecho, Freud aplicaba el complejo de Edipo también al desarrollo sexual de la niña.
Freud afirmó que el complejo de Edipo era universal: aparece en el desarrollo de todos los seres humanos, tanto en el sexo masculino como en el femenino. Sin embargo, al igual que la psicoanalista alemana Karen Horney, el antropólogo británico de origen polaco Bronislaw Malinowski refutó con datos empíricos la universalidad del complejo de Edipo.

-Implicaciones del complejo de Edipo

Esta conflictiva edípica debe ser reprimida para favorecer el desarrollo natural de la sexualidad del niño. Pero cuando la conflictiva edípica se dirige al inconsciente, entonces se pone en funcionamiento el llamado complejo de castración, que aporta al niño una respuesta rudimentaria al enigma que le plantea la diferencia anatómica de los dos sexos (posesión o privación del pene), que el niño atribuye al cercenamiento del pene en la niña. El niño teme el cercenamiento del pene como castigo de sus actividades sexuales, lo cual le provocará una intensa angustia de castración. En la niña, la ausencia de pene es percibida por ella como un daño que, según el psicoanálisis, ella misma intentará negar, compensar o reparar durante su desarrollo.
El interés del niño por los genitales desaparece durante el llamado periodo de latencia, pero reaparece después. Durante este periodo le otorga especial atención y recibe entonces la amenaza de castración de parte de la madre, que busca reforzar su autoridad con la ayuda del padre o del médico.
Al principio no presta oídos a la amenaza, pasa por el retiro del pecho materno, temporario y definitivo luego, y la separación del contenido de los intestinos, requerido diariamente. Cuando ve la falta en una niña, advierte la posibilidad de la castración y la amenaza adquiere su efecto con posterioridad.

-El complejo de Edipo ofrece al niño dos vías:

Activa, tomar a la madre y sustituir al padre.
Pasiva, hacerse amar por el padre.

La persecución del Edipo en cualquiera de los sentidos determina la castración (como castigo o como requisito), aparece la lucha entre el narcisismo hacia una parte de su cuerpo, y la investidura libidinosa de objeto. El Yo del niño se extraña del complejo.

-Solucion del conflicto

Se sustituye la investidura de objeto por la identificación, se introyecta a la autoridad del padre y de la madre, y se forma el núcleo del Superyó, que severamente prohíbe el incesto y el retorno de las investiduras de objeto. Las aspiraciones libidinales son desexualizadas y sublimadas por una parte, e inhibidas en sus metas y mudadas en mociones tiernas. Se inicia el periodo de latencia. Describe este proceso como represión, si bien a futuro requiere el Super Yo, que en este caso está en formación. Más que represión, es cancelación y destrucción del complejo. Relación entre organización fálica, complejo de Edipo, amenaza de castración y periodo de latencia. La niña percibe que su clítoris es un pene pequeño, que ya crecerá pero, al asumir que las mujeres grandes lo poseen, intuye que ha sido castrada. Si la angustia no existe, el Super Yo se instituye como resultado de la educación y el amedrentamiento externo. Es unívoco, se acerca al padre y sustituye la madre. Simbólicamente pasa del pene al hijo, su complejo culmina en el deseo del recibir el regalo de un hijo de su padre, el cual permanece en lo inconsciente como el del pene y son la base para su futura función sexual. La finalidad terapéutica del análisis (la terapia) consiste en conseguir que el paciente renuncie al fantaseo y a sus satisfacciones secretas para sustituirlas por otras formaciones imaginarias y otras acciones en la vida, para alcanzar nuevas formas de satisfacción en la realidad. La curación pasa por la reapropiación por parte del sujeto de sus potencialidades pulsionales, para que pueda hacer con ellas algo en la realidad. Hay que liberar a la libido desligándola de las imagos parentales sepultadas en el inconsciente, para devolverla a la influencia del yo y de la realidad. La actitud comprensiva de los padres ayuda a solucionar este conflicto y el hijo puede salir del complejo de Edipo. En el mejor de los casos, el niño trata, en su deseo, de superarlo, de parecerse a su rival. Acaba entonces por identificarse con él, en una especie de solidaria convivencia, en la que el padre se vuelve un modelo para el niño. Lo mismo ocurre entre la niña y su madre.
En forma general el docente puede evitar malas interferencias, en conjunto con los padres, deben ejercer el papel de filtro de las informaciones. Es necesario crear y mantener un canal abierto de comunicación con los niños, espacios de discusión e de intervención sobre lo que es correcto y lo que no, relacionados a todos los temas, y en especial a la sexualidad. Es conveniente vigilar de muy cerca el entorno y las actividades del niño, para orientarle cuando crea necesario. En la medida de lo posible, no se debe perder ninguna oportunidad para entablar conversación sobre sus dudas, intereses.
El docente puede realizar en su clase, juegos que pongan en evidencia los roles, favoreciendo a los alumnos a conocerse asi mismo y a los otros, explorando sus conductas. Se debe tener que estos juegos son los propulsores, a que el niño pueda tomar conciensia de cómo es su formacion físico-motriz.